Reflexiones de la Srta. Evenstar: La sumisa dominante

Para mí, el sexo es un juego de adultos en el que una persona se divierte, explora y rebosa de emociones intensas que chocan entre sí. Si este juego se comparte con la persona que más amas y/o te conoce más íntimamente pues mejor que mejor. Cuando el sexo convencional pasa a ser una práctica rutinaria y monótona, la pareja decide si abrir sus horizontes sensoriales o conformarse con el placer básico del sexo a secas.

Es entonces cuando las relaciones entre pareja se vuelven más consistentes en cuanto a esencia se refiere. El probar cosas nuevas o proponerse retos hace que se disfrute más y que la sensación después del sexo se haga más prolongada.

La dominación erótica es un mundo apasionante para algunos y desconocido para muchos. De ese desconocimiento florecen multitud de prejuicios que hacen que se convierta en un tema tabú, hasta el punto de ser presa de críticas o burlas. Con esta reflexión quiero mostraros mi punto de vista sobre esta modalidad sexual.

Para los que no son muy conocedores de este mundo, la dominación erótica se basa en una serie de acciones y prácticas consensuadas por ambas partes en las que se definen dos papeles o roles: Amo/Ama y sumiso/sumisa. Me parece adecuado describir el término switch, que se refiere a la persona capaces de tomar un papel distinto cada vez. Todo esto se relaciona con el BDSM, que es el conjunto de prácticas o fantasías que abarca: Bondage, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo, y Sadomasoquismo.

Para no extenderme mucho en el tema, voy a centrarme en la dominación erótica light entre una pareja y, de forma más concreta, en una pareja que se procesa amor mutuo. Uso el término light porque lo que pretendo es iniciaros en este mundo de manera muy suave, dando pinceladas de las sensaciones que tienen cada una de las partes que practican una dominación poco extrema.

Dominar y ser dominado forma parte de ese juego del que hablaba antes. Quien domina tiene la satisfacción de poseer el poder de la voluntad del dominado. Inmovilizar varias o todas las partes del cuerpo de tu pareja es excitante. Puedes hacer lo que te plazca, masajear aquí, acariciar allí, e incluso investigar los límites del placer de tu pareja. Además, puedes mandar que te haga lo que quieras.


Cuando eres la persona dominada sientes todo el placer de la dominación. Sientes que el dominante está para y por tu existencia y que en ese momento eres lo único que tiene en mente. Perteneces a la otra persona por completo por lo que tu mente se revoluciona y la obligas a disfrutar de tan peculiares sensaciones físicas. El que sea tu pareja quien tome las decisiones en el acto sexual te libera en cuanto a carga mental se refiere, simplemente te dejas llevar. Y dejarse llevar por la persona que te ama no está nada mal.

Que te tapen los ojos, te aten las extermidades o cualquier otra cosa hace que pierdas uno o varios de tus sentidos a la vez te lleva a que te concentres en los sentidos restantes con más precisión, algo que estimula más tu disfrute del placer.

Del mismo modo, que te den un beso después de un azote o que te follen duro mientras te acarician son sensaciones algo extremas que nos hacen sentir personas vivas. El dominante domina físicamente al dominado, pero es éste último el que tiene perdidamente a sus pies al dominante. Es por ello por lo que la relación de dominación se equilibra y hace que sea un pasatiempo de lo más interesante.

Amantes, os invito a que exploréis todo lo que podáis explorar en el sexo. Quiero que topéis con vuestros límites más insospechados y que os sorprendáis con las habilidades por ahora desconocidas que tenéis.

Con cariño y amor:

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