10º Rol: Amigas...
"Si hace un año alguien me dijera que me
vería en la situación que me veo ahora, lo tomaría por loco. Y es que las cosas
suceden cuando tienen que suceder.
Hace poco que dejé los años 'teen' atrás y
ahora parece que voy sabiendo lo que quiero realmente en mi vida. Siempre había
soñado con tener novio, con compartir una linda historia de amor y, por
supuesto, con el momento de experimentar las relaciones sexuales. Pues bien, he
pasado de no tener nada de eso a tenerlo todo.
Me complemento muy bien con mi novio, nos
divertimos mucho, y, aunque chocamos a veces, como todas las parejas, lo amo
con locura. Me gusta un hombre más que nada en el mundo, y ahora puedo decir
que me gusta mi hombre más que a nada en el mundo.
Pero ahora, me encuentro montada en el bus.
Recién depilada y con ropa interior bastante sexy. Y es que, no puedo evitarlo,
pero siempre me preparo de este modo cada vez que quedo con Ella. Y os
explicaréis qué pinta ahora esto después de todo lo que he dicho anteriormente.
Ella es alguien que se ha convertido en una
persona muy especial para mí de manera muy fugaz. Desde que nos vimos por
primera vez las dos supimos que la relación de amistad iba a dar mucho de sí.
Desde el primer día hemos compartido muchas cosas y, aunque cada una seguimos
teniendo nuestra propia vida, cuando nos juntamos es como si entráramos en un
sueño del cual sólo somos conscientes de que pasa muy rápido cuando nos
tenemos que despedir.
Al principio pensé que mi relación con ella se
basaría en una buena amistad, en idas y venidas, en salidas en pareja con
nuestros novios... Sí, porque ella también tiene novio. Lleva con él muchos
años, aunque sea casi de mi edad también y, a pesar de que el tema de los años
no es determinante para pensar que está muy experimentada en eso del sexo,
nuestras conversaciones, todo lo que dice que ha hecho y todos sus sueños hacen
que me dé cuenta de que sí lo es, y eso me encanta.
Volviendo al bus, me dirijo a su casa porque
hemos quedado para hacer algo las dos. Ese algo al final se traduce en nada,
porque nos quedamos horas hablando las dos tiradas en la cama. Desde el primer
día empezamos con las bromas típicas entre chicas: que si te digo que te voy a
coger y... , que si te cojo el culo, que si bromeamos de sexo delante de
nuestras parejas, cosa que a ellos les encanta, que si me pones caliente... y
un largo etcétera. Bromas con las que nos sentimos muy cómodas haciéndolas y
con las que nos divertimos mucho.
La cuestión está en que me gustaría que
algunas de esas bromas estirasen para más. ¿Y qué mujer alguna vez no se ha
planteado experimentar de manera muy sana con otra mujer? Lo cachondos que
pondría eso a nuestros novios no tiene límite, y la cosa es que a mí también.
Por eso, al igual que hoy, me preparo siempre
por lo que pueda pasar. Voy con la esperanza de que si algún día nos decidimos
a dar el paso, no me coja desprevenida. He pensado mucho sobre el tema y he
pensado mucho en Ella. No me atraen las mujeres y estoy segura de mi relación
con mi novio, pero es que me da tanto morbo... Le haría de todo, jugaría con
Ella hasta saciarme y dejaría que Ella me enseñara sobre sexo.
Y ahí está el problema. No creo que Ella
piense como yo. Si alguna vez se ha planteado en experimentar con otra mujer,
no creo que fuese conmigo. Me considero una chica del montón así que si lo probase alguna vez, supongo que buscaría una chica mejor que yo.
El bus me deja justo delante de la puerta de
su casa. He llegado. Llamo al portero, subo en el ascensor y ahí está,
sonriéndome desde la puerta.
– Buenas... – me dice y nos saludamos con dos
besos en la mejilla.
Vamos a su cuarto y nos ponemos al día de
nuestras cosas. Nos sentamos al borde de su cama y, como siempre, empezamos a
comentar lo que hacer. Yo prefiero que Ella sea la que tome la iniciativa de
hacer una cosa u otra así que, como no nos decidimos, volvemos a acabar tiradas
en la cama hablando.
Como al final siempre el tema deriva a cosas
de sexo, me empiezo a poner cachonda. Dicen que entre broma y broma la verdad
asoma así que temo que Ella no se esté dando cuenta de que no me importaría dar
un paso más. Y no sé cómo, llegamos al tema de experimentar con mujeres.
Le intento ser franca, diciéndole que no me
gustan las mujeres pero que si llegase la persona ideal para experimentar y mi
novio lo aprobara, no tendría problema en hacerlo. La verdad es que ya he
hablado de estos temas con él y sorprendentemente me ha dado el visto
bueno, siempre y cuando él esté al tanto de todo.
Ella me contesta que opina igual que yo. Que
también lo ha comentado a veces con su novio y que si todo es sano, no le
importaría experimentar. Se queda callada un momento, mientras que yo, con la
mirada baja, estoy jugando con su pelo.
–... el problema viene cuando encuentras a la
persona con la que lo harías pero que, al ser algo tan delicado, no sabes nunca
si tirarte a la piscina o no. – Termina de dar su opinión.
Se me ilumina la cara. ¿Se refiere a mí? ¿Me
ha lanzado alguna indirecta? Madre mía, no sé qué hacer. La tengo tan cerca y
estamos tiradas en la cama, solas en su casa, es la oportunidad perfecta.
Parece que es Ella la que ahora se muestra cabizbaja, algo que me rompe el
corazón.
Le levanto la cabeza acariciando suavemente su
barbilla y le doy un besito en la punta de la nariz. Ella me sonríe. El ser tan
amigas nos ha llevado a compenetrarnos muy bien y la verdad es que la quiero
tela. Como me gustaría poder ir más allá...
Y es así, como casi sin darme cuenta, me
abalanzo sobre sus labios y la beso. Me retiro rápidamente mientras que un
atisbo de terror se apodera de mi cuerpo. Ella me mira petrificada, sin ninguna
expresión en su cara.
Tras varios segundos, parece que reacciona y
me acaricia la cara.
– ¿Por qué has tardado tanto? – me susurra y,
sin más, ahora es ella la que me besa.
Sus palabras hacen que ahora la que quede
petrificada sea yo. Que delicadeza, que sensualidad. Pienso en lo que estarían
disfrutando nuestros chicos si estuvieran aquí ahora mismo. Y pienso también en
lo que estará pensando Ella en este momento.
Paramos de besarnos. Estoy muy caliente la
verdad. Llevo soñando bastante tiempo con Ella y con esta situación y ahora la
tengo aquí. Ya se ha descubierto así que interpreto que podemos continuar.
Lleva una camiseta de tirantas, con algo de
escote que deja asomar sus preciosos pechos. De repente acerco mi mano muy
lentamente hacia uno de sus senos y lo empiezo a tocar. Que sensación más
extraña, sentir que estoy tocando algo que antes sólo lo había tocado en mi
cuerpo.
Ahora es Ella la que introduce su mano por dentro
de mi camiseta y me acaricia. Sonreímos como dos tontas y somos cómplices de
que lo que acontece es fruto de la inocencia y la picardía.
– Quiero hacer una comprobación… – me dice
tras darme un beso y me desabrocha el botón del pantalón.
Al principio dudo de sus intenciones…
¿Comprobación?... Hasta que caigo en la cuenta de lo que pretende y…
efectivamente…
– Estás bastante mojadita cielo. – Hace que me
salten los colores. – Creo que podría hacer algo para remediarlo…
¿Perdona? Sabe perfectamente que esta serie de
jueguecitos me excitan más. Y sobre todo si ya siento su mano tocándome por
dentro del pantalón… Tras comprobar que estoy totalmente mojada tan sólo con
rozarme, va más allá e introduce dos de sus dedos dentro de mí. No puedo evitar
el primer gemido de lo que creo que va a ser una de esas tardes que nunca se olvidan.
Estamos sentadas encima de la cama, yo sobre
mis rodillas delante y ella detrás de mí haciendo rozar sus dedos contra mi
clítoris. Con la otra mano, trepa por mi abdomen hasta llegar a los pechos, los
cuales manosea intermitentemente con gran suavidad. Siento tanto morbo que echo
la cabeza hacia atrás apoyándola en su hombro en un intento de encontrar aire,
lo que ocasiona que ella comience a besarme en la mejilla. Entonces giro la
cara y comenzamos de nuevo a morrearnos. Es tan intenso que nos obliga a
ponernos de frente y mirarnos, así que saca la mano del pantalón para centrarse
totalmente en mis labios, carnosos como los suyos… muy sexys.
Nos encontramos las dos de rodillas encima de la cama
y mis ganas por verla desnuda aumentan a un ritmo imparable. Así que no lo dudo
y comienzo a quitarle la camiseta que lleva puesta, dejando al descubierto un
sujetador negro que mantiene dos pechos bastante voluptuosos. Abandono sus
labios por un instante para besar su escote y vuelvo a subir a la vez que le
desabrocho el sujetador, liberando sus senos. Es tal la imagen vuelvo a bajar
para besarlos. Juego con sus pezones y los lamo. De vez en cuando miro hacia
arriba y veo como me mira con gran ternura y placer.
Sigo con mi tarea totalmente concentrada. No
quiero hacerle daño, pero es que lo estoy disfrutando tanto… y sé que ella lo
está disfrutando tanto… Entonces el sentirme desnuda me aleja de mis
pensamientos. Me ha desprendido de la camisa sin quitarle los botones y ya me
está desabrochando el sujetador. Quedamos con los torsos desnudos mirándonos y
contemplando la figura de la otra. Tras este instante, nos damos un pico y se
baja los pantalones de tal manera que deja a la vista el tanga que lleva. Me
atrevo a darle una palmada en el culo y volvemos a sonreír.
Ahora soy yo la que se quita los pantalones,
bajándolos a la vez con las bragas, por lo que quedo completamente desnuda. No
me creo lo que estoy haciendo…
– Eres preciosa cariño. – Me susurra mientras
me aparta el pelo de la cara. – Puede que sobre algo entonces en estos
momentos.
Entiendo lo que me quiere decir y paso a
quitarle el tanga. Una vez nos hemos desprendido de toda la ropa que nos
estorbaba, caemos juntas en la cama, tumbadas y abrazándonos. No paramos de
acariciarnos todo el cuerpo y cada vez más buscamos el roce con nuestras
pelvis. Intercalamos besos y mordidas de labios, mientras que nuestras manos
bajan constantemente para introducirse dentro de la otra.
La excitación hace que sintamos el orgasmo
cada vez más cerca pero no me es suficiente. Quiero hacerle disfrutar de
verdad, que me sienta realmente, por lo que bajo hacia su vientre y lo empiezo
a lamer con ímpetu. Noto como se retuerce de placer y como sus flujos vaginales
me llenan cada vez más la boca. Me está presionando suavemente la cabeza contra
su pelvis, gesto que me pone más cachonda todavía y hago que mi lengua la
penetre con más intensidad, por lo que consigo que se deje llevar.
Queda totalmente exhausta pero, al darse
cuenta que aún no he terminado, se incorpora y hace que sea yo ahora la que
quede a su merced. Me indica que me ponga a cuatro patas y eso hago. Entonces
se coloca detrás de mí y comienza a comerme todo desde atrás, algo que me crea
mucho más placer que de la forma habitual. Noto su respiración entre mis
cachetes… Estoy chorreando. Lo hace tan bien.
Me agarra de las caderas para pegarse más y
más a mí y yo contemplo la situación, lo buena que está, lo sensual que es y lo
que me está haciendo. Entonces, en medio de ese cúmulo de sensaciones y
excitación, me dejo llevar.
Caigo derrotada en la cama, bocabajo y ella se
coloca a mi lado mientras me hace cosquillitas en la espalda. Ha estado genial.
– Creo que deberíamos de hacer partícipes de
esto a nuestros novios… Ha sido una pasada. Lo que hubiera dado por ver sus
caras… – dice. Comentario que hace que soltemos una carcajada.
Yo asiento con la cabeza ya que ni las
palabras me salen. Sin duda ha sido toda una experiencia, la primera de muchas
otras espero…”
Srta evenstaaaaaaaaar!!! Soy la que te hizo la pregunta en ask. Me ha encantado. Mucho mejor de lo que me esperaba de verdad. Gracias gracias gracias muakk
ResponderEliminarCariño muchas gracias!! Nos pusiste el listón alto y es genial que te haya gustado. Recordad que estamos siempre aquí para haceros felices. Besos amante!!
Eliminar