5º Rol 1ª Parte: en tus manos, mi señora...

"Nunca pensé que me sentiría tan atrapada. La vida suele obligarnos a tomar caminos difíciles pero esto ya es demasiado. Tenía un novio de cuento, el trabajo de mis sueños, me iba a casar... y, no solo me han roto el corazón en mil pedazos, me han destrozado por completo. Es lo que tiene la traición cuando te viene de la persona a la que más quieres en el mundo. 

Unos meses después aquí estoy, conduciendo hacia mi único consuelo, hacia la persona que me ha mantenido a flote últimamente. Paro el motor y cojo mi bolsa del maletero. Respiro hondo y me encamino al portón principal. Este sitio es increíble, lejos de la ciudad y completamente solitario. Justo lo que necesito para apartarme de mi vida. Es un antiguo castillo totalmente reformado, no muy grande. Y allí está su cuarto. Donde he vivido emociones tan fuertes que me siento encadenada a este lugar, me siento encadenada a esa persona.

La puerta está abierta. Subo las escaleras y me dirijo a la estancia principal. Ya son las seis de la tarde por lo que me estará esperando. Llego al único pasillo que me queda hasta llegar a mis sueños. Me quito la chaqueta que deja al descubierto directamente el sujetador y acaricio suavemente la pared de piedra.

Abro la puerta de la habitación y allí está ella, preparada para lo nuestro. Está apoyada en la pared contraria a la puerta y me mira con firmeza. Lleva un corsé brocado en tonos oscuros y rematado con encaje en los bordes. Los guantes y el ligero también son de encaje. Por último, sus piernas van cubiertas con unas botas de cuero hasta la rodilla. Está bellísima, dispuesta a ofrecerme de nuevo su cuerpo.

Sin decir nada dejo la bolsa y la chaqueta en el sofá que está delante de la chimenea y me siento tímidamente en uno de los brazos. Me quito el sombrero y dejo al descubierto el pelo recogido en un moño bajo. Ella se dirige a mi bolsa y la abre. Rebusca en su interior y saca el objeto clave para que empiece nuestra hazaña, un collar ancho de cuero rojo. Se dirige a mí y me lo ajusta con delicadeza. Todo un escalofrío me recorre el cuerpo, soy suya de nuevo. 

- Aquí estás otra vez - me susurra al oído y noto que algo se mueve en mi interior - Túmbate que vuelvo en seguida.

Hago lo que me pide y me dejo caer en el sofá. Una mezcla de deseo e incertidumbre hace que necesite tomar consciencia de mi cuerpo. Acaricio con los dedos mi piel y cierro los ojos. Quiero que vuelva.

- Levántate - su voz me sobresalta y me tranquiliza a la vez.

Me incorporo y me pongo de pie. Se dirige a mí y me rodea lentamente. Yo estoy totalmente inmóvil. Siento su respiración en mis hombros y desespero porque me roce. Da otra vuelta a mi alrededor pero esta vez me acaricia con la mano el torso. Empiezo a notar ya los latidos de mi corazón en cada parte de mi cuerpo. 

Se detiene justo detrás de mí. Desearía girarme pero sé que no puedo. Tengo que esperar. De repente noto unos delicados besos que me recorren el cuello y bajan por mi espalda. Quiero tocarla, quiero sentirla entre mis brazos pero me tiene totalmente a su merced.

- Te amo - me atrevo a decirle con la respiración ahogada.

Entonces deja de besar mi cuerpo y se pone de nuevo justo delante de mí. Su expresión refleja miedo y a la vez compasión.

- Sabes que no te permito que hables a menos que te lo pida - y me toma de la mano para llevarme a su cama.

Me tumba y se pone encima de mí mientras que deja mis manos inmóviles por encima de mi cabeza. Comienza a besarme con intensidad. No sé que tiene esta persona que hace que me olvide de todo lo que me atormenta. Nunca pensé que me sometería a nadie, y menos a una mujer. Pero ella hace que me olvide qué somos, simplemente me aporta el placer que me reconforta en estos momentos. Sentir sus labios tan carnosos como los míos, unos pechos esbeltos y un vientre como el mío. Es como si fuera yo misma. Hace que me encuentre a mí misma, la persona fuerte, atractiva y sensual que siempre he sido.

Continuamos besándonos y me suelta las manos. Yo de todas maneras las dejo en la misma posición. Entonces desata el lazo de raso negro que tenía amarrado en su muñeca derecha y me cubre los ojos. No veo nada. Noto como sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo y me quita el sujetador de forma sutil. Luego pasa la mano por mis senos mientras que con la otra acaricia el vientre. Se me entrecorta la respiración y me traslada a otras sensaciones que siempre había tenido con hombres. De todas maneras esto es distinto, la delicadeza con la que me trata solo es propia de una mujer.

Ahora detiene sus labios en mis pechos y los lame suavemente. Después de unos instantes, baja lentamente hacia mi vientre y comienza a jugar con él. Intento reprimir sin éxito un gemido y, al escucharlo, sube de intensidad. Me retuerzo de placer en la cama. Agarro la sábana de seda y aprieto fuertemente. Es una maestra en llevar al éxtasis. Gimo de nuevo y me dejo llevar. Ella, al notar mis contracciones en el vientre debido al intenso orgasmo, para y me quita el lazo de los ojos.

- ¿Estás lista? - me dice mientras está tumbada a mi lado esperando a que me recupere.

Asiento con la cabeza y nos incorporamos. Pasamos a dirigirnos a otro cuarto. Hay una mesa de madera en el centro y una cama redonda a un lado. Del techo bajan dos correas. Entonces me pongo de rodillas encima de la cama y agarro las dos correas. Me sonríe y comienza a quitarse los guantes, luego el corsé y queda desnuda delante de mí. Agacho la cabeza para no mirarla pero ella me levanta la barbilla. Las lágrimas comienzan a fluir de mis ojos y caen por mis mejillas. Un sin fin de sensaciones indescriptibles comienzan a llenar mi ser y apoyo la cabeza en su pecho desnudo. Al percatarse de esto, rodea la cama y se pone de rodillas detrás de mí. Me suelta el pelo y los mechones caen por mis hombros. Mete sus manos en las correas y coge las mías y comienza a besarme de nuevo el cuello. 

Soltamos las correas y nos tumbamos en la cama, esta vez yo estoy encima, y comenzamos a rozarnos todo el cuerpo. Bajo mi mano hasta su vientre y empiezo a masajearle mientras que la beso desesperadamente. Nuevas lágrimas nacen de mis ojos. Debo corresponder a mi señora de la misma manera que ella me ha llevado al éxtasis por lo que me detengo en cada uno de los puntos clave de su cuerpo. 

De repente me mira fijamente y me doy cuenta de que se ha dejado ir. La pasión que hay entre nosotras es algo que nunca antes había sentido. Me da un beso en la frente y me aparto de encima suya para quedarme a un lado. 

Después de un rato en silencio, nos levantamos y volvemos a su habitación. Allí me pongo el sujetador y la chaqueta bajo su atenta mirada. Es entonces cuando caigo de nuevo desplomada al suelo y quedo de rodillas abrazada a ella. Me quita el collar y me levanta del suelo. 

- Gracias por todo cariño - me dice sonriéndome y salgo de la habitación sin más.

Cruzo ya los jardines con la intención de volver a casa. Miro por última vez el balcón de su cuarto y me monto en el coche. Me marcho llena de sensaciones que bailan en mi interior. Se ha convertido en mi adicción. Otras personas se refugian en el alcohol, en la droga. Yo me refugio en ella. Pero todo esto me empieza a doler más de la cuenta, ya que no sé lo que siento. Solo sé que en ella encuentro lo que necesito en estos momentos así que, por ahora, tengo un ángel que me espera todos los días a las seis de la tarde..."

Srta. Evenstar 

Para leer la segunda parte pulsar aquí 


Comentarios

  1. Anónimo8/6/13 12:00

    Me encanta, es super bonita la historia^^ Con tanto sentimiento, no quiero ni imaginarme con hacen sexo (L)

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  2. A mi chica y a mi nos gusta muchísimo esta historia. Estamos encantadas, refleja muy bien nuestros sentimientos. Es difícil ver relatos tan sentidos entre chicas, mas allá de la lujuria y el placer. Gracias Srta. Evenstar

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  3. Gracias a vosotras chicas!!! El amor es amor

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  4. ¿Llegaremos a leer alguna escena de sexo entre estas dos chicas? Un Beso Srta. Evenstar

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  5. No lo descartes querid@ amante!! Dulces besos para ti!!

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