8° Rol: Body Painting

"Cada uno se gana la vida como puede. En mi caso, soy modelo. No una modelo de pasarela ni de revista. Se puede decir que sirvo de lienzo para artistas. Soy modelo de body painting y voy de camino al trabajo.

Mi cita de hoy es con un artista con el que nunca he trabajado, así que voy un pelín más nerviosa de lo normal... Número 14, aquí es. 

Llamo al portero y una voz masculina me abre. Uff... un hombre. Aunque todo sea muy profesional, siempre me es más difícil que un hombre me pinte a que lo haga una mujer, pero bueno, el trabajo es el trabajo.

- Buenos días - me dice el artista cuando me abre la puerta - Pasa y prepárate. El baño está al fondo a la derecha.

Entro y voy al baño a desvestirme lo antes posible, para que no se vean las marcas de la ropa interior, me pongo el mini tanga y salgo con mi albornoz. Era una habitación muy acogedora, un sofá pegado a la pared, lienzos por todos lados, una cámara con trípode, una mesa con gran variedad de pinturas y el suelo de gran parte de la estancia cubierto con papel blanco.

- Genial, podemos empezar - me sitúo de pie en medio del estudio - Me llamo Marcos y he de reconocer que estoy muy nervioso.

- Yo Marta - le respondo - ¿Me quito ya el albornoz?

- Sí, por favor - me responde mientras me deshago de lo único que tapaba mi cuerpo, aparte del tanga, claro - Empezaré por la espalda.

Me giro y le doy la espalda. Es muy guapo, sus increíbles ojos no me han hecho perder de vista su cuerpo. Espero no ponerme más nerviosa de lo habitual. Pero... ¿por qué me ha dicho que está nervioso?

- Te preguntarás por qué te he dicho que estoy nervioso... - ¿me lee el pensamiento? - He pintado mucho desde pequeño en lienzos y paredes, pero la verdad es que con el body painting he empezado hace poco. Vamos... que eres la primera mujer a la que pinto.

... madre mía. Sabía que había algo extraño. ¿Voy a ser la primera mujer a la que pinte? ¿Y eso no es peligroso? Tengo que seguir luchando para no ponerme más nerviosa de lo que estoy.

Después de un rato de trabajo en silencio, ya ha acabado con la espalda y los brazos. Le quedan las piernas, el culo y la parte de delante de mi torso... sí, el pecho.

- Bueno parece que ya queda menos - me dice después de un suspiro - ¿Estás bien?

- Sí, sí. Estoy acostumbrada a esto.

- Bueno, pues vamos con las piernas - me empieza a pintar - La verdad es que tienes unas piernas muy bonitas...

Me quedo petrificada. Una parte de mí duda de si eso ha sido un piropo natural o si siente algún tipo de deseo hacia mí. Lo malo es que esa misma parte de mí quiere que sea lo segundo.

- Gracias - es lo único que se me ha ocurrido contestar.

Termina con las piernas y empieza el culo. Creo que cada vez me estoy poniendo más cachonda cuando me toca. Pero vamos, que tengo que controlarme. Estoy trabajando.

Cuando ya sólo le queda el pecho, veo que se queda mirándolo fijamente... Y antes de que me lo espere me lo acaricia... 

- ¡Perdona! - grita de repente, y hasta tira los pinceles. No me lo puedo creer.

- No te preocupes de verdad - intento calmarle mientras se sienta con las manos en la cabeza - Termina tu obra de verdad, sin problemas.

Alza la mirada y me la clava en los ojos. Parece que se levanta, recoge los pinceles del suelo y se pone manos a la obra de nuevo. Ahora está mucho más serio que antes, como si se estuviera aguantando algo.

- Ya está. Gírate si no te importa, por si tengo que corregir algo - hago lo que me pide - Creo que está todo. Hacemos las fotos y listo.

Me pongo delante del fondo y sigo sus instrucciones mientras me fotografía. Sigue tenso, y creo que yo igual. Después de varias posturas y un montón de disparos, quita la cámara del trípode y la enchufa en el ordenador.

- Mientras se descargan las fotos, puedes mirarte en el espejo si quieres - me dice como puede.

Voy al espejo. Es precioso. Me ha pintado un collage de varios cuadros clásicos por todo el cuerpo.

- Es fantástico. Eres todo un artista. Jamás podría hacer algo igual.

- Gracias pero supongo que no es para tanto.

Lo miro a través del espejo y veo que tiene la cabeza agachada. Me dirijo hacia él y le levanto suavemente la cabeza para que me mire. Le quito la camiseta blanca manchada de pintura y descubro su torso.

- Pero... - me mira bastante sorprendido.

- Sshh... Sólo quiero intentar pintar un poco. A ver cómo se me da - le digo poniéndole mis dedos en los labios.

No me puedo creer lo que estoy haciendo, pero ni quiero ni me puedo controlar. Algo se me ha movido en el interior definitivamente cuando lo he visto tan culpable.

Le doy un dulce beso y parece que me corresponde. Mientras, le empiezo a desabrochar el pantalón. Antes de que pueda terminar, me coge en brazos y me deposita suavemente en el sofá. Nos seguimos besando y acariciando. Es raro, porque acabamos de empezar y yo llevo desnuda ya varias horas. Pero bueno, no me importa.

Después de un rato en el sofá. Me levanto y cojo de la mesa de trabajo varios botes de pintura. Él, que me ha seguido hasta mi posición, parece que se imagina lo que voy a hacer, porque me sonríe pícaramente.

- Creo que te voy a enseñar cómo se pinta un cuerpo - le digo bastante sobrada.

Voy al centro de la estancia, donde está todo cubierto de papel y dejo algunos botes en el suelo. Me quedo con el rojo y empiezo a dejar caer la pintura por su torso. Con el dedo, pongo mi nombre más o menos sobre su abdomen. Le sigo acariciando con la pintura, esta vez sobre el pecho, le sonrío y le pinto en la cara.

Él, que me sonríe también, se venga de mí cogiendo el bote de color blanco y me echa un chorro en todo el pecho. Acto seguido, me restriega toda la pintura por las tetas. ¡Qué sensación!
El tacto de la pintura fría mientras me toca crea una contradicción de temperaturas de lo más excitante.

Seguimos jugando con botes, hasta que, de repente, me tumba en el suelo. Estamos todo resbaladizos, algo que me pone más aún. No dejamos de toquetearnos cuando me incorporo y consigo quitarle el pantalón y los boxer. Le dejo todo al aire y, como aún esa parte no estaba llena de pintura, se la empiezo a chupar. 

Se sienta, con las piernas abiertas y los brazos extendidos, y hace gestos de placer. También me acaricia el pelo. Parece que le estoy haciendo disfrutar. 

Después de una buena mamada, cambiamos de tercio. Me quito el tanga, que aún llevaba puesto, y nos empezamos a restregar por el suelo besándonos. Los dos juntos, resbaladizos y de un lado para otro, completamente desnudos... Vaya situación.

Sin esperármelo, me empieza a penetrar de repente. Eso hace que suelte un gemido ahogado de placer y empezamos a hacerlo. Él está encima de mí, y no me está dejando mucha escapatoria. Me embiste intensamente pero con delicadeza.

La verdad es que no pensaba que fuera a acabar así. Pero bueno, el trabajo ya está acabado y no hay nada malo en divertirnos un poco.

Cuando consigo rodar, nos damos la vuelta y ahora soy yo la que empieza a botar encima de él. Parece fascinado con la imagen. Yo, pintada con su obra de arte, casi invisible por toda la pintura que me ha echado por todo el cuerpo, estoy prácticamente sentada encima de él y con las tetas botándome. La verdad es que yo estaría igual de fascinada si fuera él.

Después de muchos vaivenes, me la saca y, sin pensarlo casi, me pongo a cuatro patas insinuando que me empiece a follar desde atrás. Se queda quieto un instante, supongo que porque no se puede creer lo que le estoy pidiendo, y se introduce dentro de mí una vez más.

Los movimientos que me provoca mezclados con lo resbaladizo del suelo hacen que apenas pueda controlar mi cuerpo. Además, cada vez ambos estamos más calientes. Esta nueva postura hace que me intente agarrar por las caderas y no lo consiga, por lo que siento sus manos deslizarse por todo mi ser. 

Las embestidas cada vez se hacen más y más intensas, y ya no puedo controlar mis gemidos de placer. Definitivamente tengo mi orgasmo antes que él. Entonces se detiene, me la saca y hace que me dé la vuelta, de manera que quedo boca arriba.

Creo que interpreto lo que quiere.

- ¿Quieres echarme lo último por encima? - le digo como puedo.

Fascinado, asiente con la cabeza y se la empieza a sacudir con mucha maestría, hasta que termina encima de mis pechos.

Ambos nos quedamos tumbados entre tanta pintura, mirándonos y sonriéndonos, porque nos habíamos tomado el descanso del trabajo de una manera muy peculiar."

Comentarios

  1. Anónimo2/2/15 10:07

    Como me pones, si pudiera follarte....

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  2. Ya sabes, empieza una búsqueda y captura. Y cuando me encuentres, sabrás que estoy dispuesta a todo. Besos amor!

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