4º Rol 1ª Parte: Secretos en el baño.

"Estoy reventada. No he dormido, me quedé leyendo hasta tarde. Aquí estoy, sentada en la tercera fila como siempre y los ojos se me cierran solos. Como no encuentre algo para distraerme el profesor se dará cuenta de que me he dormido y eso no es nada agradable...
Me fijo en el chico de la primera fila, como siempre. Es tan guapo... e inteligente, y alto, y atractivo, y simpático...Uiishh, no me puedo desconcentrar. En definitiva y para qué engañarnos, me gusta este chico. Lo malo es que con todas las tías de la clase que están más buenas que yo, jamás podré optar a él. Eso me destroza.
Tengo claro que algún día me atreveré a hablarle, eso seguro, pero no veo el momento. Además, esta es nuestra última clase de la mañana y se irá. Yo, sin embargo, me quedaré a comer en la cafetería porque me han puesto una clase por la tarde - sí, un viernes - y él ya dio esa clase ayer, así que hasta el lunes no volveré a estar a unos pocos metros de él.
El profesor acaba de terminar de dar el temario de hoy y salimos diez minutos antes. Mi debilidad recoge sus cosas de manera fugaz y se va. No he tenido oportunidad ni de mirarlo por última vez antes de que se marchase. Recojo mis cosas y salgo de la clase. Voy a ir al baño antes de bajar a la cafetería y comer algo. Está vacío, así que puedo permitirme cierta intimidad. Mientras que me lavo las manos miro al espejo. Tengo que hacerlo, tengo que hablarle. El lunes le propondré quedar para que me ayude con una de nuestras asignaturas. Respiro hondo y salgo del baño.
Entro en la cafetería, no hay casi nadie, como en el resto de la facultad, y me siento en una de las mesas. De repente no doy crédito a mis ojos...
- ¿Puedo sentarme? - unos ojos penetrantes me miran con entusiasmo y no alcanzo a articular palabra alguna.
- Claro - por fin consigo que salga algo de mi boca - Todas las sillas están libres.
Me sonríe y se sienta. Pegaría un grito de felicidad ahora mismo, el chico que me gusta se ha sentado a mi lado.
- No hay nadie más en la cafetería y es mejor comer acompañado - dice, encima es un encanto - ¿Estás en mi clase verdad, en el turno de mañana? Me suena bastante tu cara - ¿le suena? mal vamos...
- Sí, a mí me suena bastante tu cara también - digo, seré idiota.
Entonces nos sumergimos en una conversación llena de apuntes, asignaturas y profesores mientras almorzamos.
La comida ha resultado ser bastante amena. Estoy orgullosa de que haya podido hablar con él con toda tranquilidad. Parece que le caigo bien y eso me tranquiliza. Nos levantamos y me dispongo a despedirme.
- Bueno pues nos vemos el lunes en clase - digo intentando disimular mi tristeza por no querer dejarlo.
- ¿Te vas?
- No, yo no me voy. Tengo clase a las cinco, pero tú si te vas ¿no? - por favor que se quede.
- Yo también tengo clase a las cinco - me responde y mi ilusión da un vuelco - Ayer fui al médico por la tarde y el profesor me dijo que hoy a las cinco daba la misma clase a otro grupo. Así que aquí estoy.
- Pues nos vemos a las cinco entonces - le digo - Hasta lueg....  
- ¡Espera! - me corta sin poder terminar de articular mi despedida - ¿Te apetece estudiar conmigo antes de clase?
- Claro - ¡quiere estar conmigo!
Estamos sentados en una mesa situada en uno de los pasillos de la facultad. Estoy bastante cómoda con él, me provoca un magnetismo algo peculiar. No puedo dejar de mirarle con cara de boba. Le empiezo a desear. Mi mano soporta delicadamente mi cara y el codo está apoyado sobre la mesa. Lo que yo diga, cara de tonta no, lo siguiente. Intento disimular cambiando de postura. Posturas... más de una me gustaría practicar con este encanto. Entonces me doy cuenta que he pasado del ejercicio que estaba explicando.
- ¿Estás bien? Pareces algo distraída. - ¡mierda, me ha pillado! - Si no has entendido el ejercicio te lo vuelvo a explicar, hay tiempo.
- No, no. Lo he entendido y sí es verdad que estaba distraída - le murmuro quedándonos los dos callados y mirándonos.
- Eres preciosa. Y no lo he sabido hoy... - me susurra.
- ¿Qué quieres decir? - intento disimular mi sorpresa.
- Te he observado desde principios de curso, cada día he querido hablarte y sentarme contigo pero no me he atrevido - hace una pausa - Perdóna, soy un estúpido.
Yo le cierro los labios con un gesto de silencio y le beso. ¡No! ¿Qué estoy haciendo?
- Lo siento - le digo y salgo corriendo de su lado.
Abro la puerta del baño y la cierro de un portazo. Ya no me querrá hablar nunca. Lo he estropeado todo. Espero que no me haya seguido, estoy en el único sitio en el que no tiene acceso, el baño de las chicas. Estoy metida en uno de los baños individuales, sentada en el WC y llorando.
Escucho la puerta de fuera abrirse. Parece que no estábamos solos en el edificio. Espera, son pasos de hombre.
- ¿Hola? - es él, intento reprimirme algunos sollozos pero es imposible - Sé que estás ahí, no hay nadie más en toda esta planta.
- Déjame por favor - le digo con voz inestable.
- Vamos ábreme, quiero verte.
Le abro el cerrojo y aparto la puerta. Él se queda inmóvil por un momento, pestañea lentamente y se abalanza sobre mí, cerrando a su paso la puerta del baño. Me pone en pie y me coge en brazos mientras los besos se hacen cada vez más intensos.
- Te he deseado tanto, te deseo tanto ahora - me dice mientras que nos aferramos más fuertes el uno al otro.
Estoy muy acalorada en este espacio tan reducido. Me tiene totalmente suya y no creo que pueda controlarme por mucho tiempo. Sin separar nuestros labios, me quita la chaqueta y la cuelga del pomo. Seguidamente me quita la camiseta y me quedo en sujetador delante suya. Es tan sexy, me pone como nunca nadie lo había hecho.
Estamos sudando, nuestras pieles rozan cada vez más y más mojadas y yo me siento bastante húmeda. Estoy cumpliendo un sueño. Deja de besarme por un momento y me da media vuelta. Me quita el sujetador y se dispone acariciarme con dulzura. Noto su pecho en mi espalda y su aliento en mi cuello. Sólo quiero dejarme llevar por este chico. Me toca un pecho con la mano izquierda mientras que con la derecha va bajando hasta mi vientre. Me desabrocha el cinturón y mete la mano por dentro del pantalón.
Reprimo un gemido, ya que no querría que nadie supiera de nuestra presencia, y acompaño el movimiento de sus dedos que me penetran lenta pero intensamente.
- Estás muy mojada - me susurra al oído - Nunca pensé que mi deseo hacia ti fuese correspondido. No imaginas lo feliz que me has hecho - y me tira delicadamente del pezón.
Entonces me suelta, se quita los pantalones y se sienta en el WC. Veo su erección magníficamente eréctil. Me despoja del pantalón y de la ropa interior de la que todavía disponía mi cuerpo y me sienta encima de él. Estoy muy excitada y empiezo a botar sobre él, arriba y abajo, algo que hace que mi respiración se vuelva más acelerada. Mientras siento su penetración constante, él acompaña mis movimientos poniendo sus manos sobre mi cadera.
- Oh, si sigues no aguanto - me dice, y me aparta de encima suya - Mi turno.
Se pone en pie y, sin apartarme la mirada, me pone contra la pared. Estoy indefensa, no puedo resistirme a las embestidas de este chico, y me abrazo a él mientras que nuestras lenguas juegan en nuestras bocas. Noto el frío de los azulejos de la pared pero estoy tan caliente que me da igual. Él me coge abriendo mis piernas, que ahora enroscan sus caderas, y me aprisiona más contra la pared. Me vuelve a penetrar intensamente y follamos intentando no hacer mucho ruido.
De repente se escucha la puerta del baño y alguien entra. Nos quedamos inmóviles y me tapa la boca con su mano cuando sigue con las embestidas lentamente. Yo intento pararle sin éxito. Ahí seguimos, calmando nuestras ansias contenidas después de tanto tiempo. La persona que había entrado parece que se marcha después de haber utilizado el grifo y el secador de manos. Volvemos a estar solos.
Las penetraciones que hace a mi interior se vuelven más fuertes. Me golpea contra la pared con más intensidad y cada vez tengo menos control de mi cuerpo. No soy capaz de sostenerme, me tiene cogida hábilmente y me folla sin darnos un respiro. Tiene sus manos en mi culo y de vez en cuando me da una palmada.
Ya no aguanto más el morbo y la intensidad de la situación y me dejo ir.

Parece que se percata y sale de mí mientras que me deja caer en el suelo. Estoy totalmente desplomada mientras que le miro y adivino sus intenciones.
- Quiero que te corras sobre mí - le digo sin llegar  a comprender yo misma mi petición.
Me mira perplejo y yo me meto en la boca su miembro. Empiezo a chupar y chupar mientras lo masajeo con la mano. Él me agarra del pelo mientras lanza un grito ahogado al aire y se deja ir. Todo cae sobre mis pechos y le hago una mueca traviesa. 
Me levanta del suelo y me da un beso. Luego coge un trozo de papel y me limpia los senos. Miro el reloj, son las seis menos cuarto, ya no entramos en clase ni de coña. Entonces nos dedicamos una sonrisilla cómplice y nos vestimos.
Salgo primero del baño de las chicas para vigilar que no pase nadie y le hago una señal. En la puerta de la facultad nos despedimos. No voy a poder soportar no verle hasta el lunes y,  mientras se aleja, recapacito en lo que acabamos de hacer, en nuestros secretos en el baño..."
Srta. Evenstar

Para leer la segunda parte pulsar aquí 

Comentarios

  1. Cada rol es muxo mejor. Ojala yo tuviera valor para hablarle al xico wapo de mi clase y me ocurriera lo mismo

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  2. Anónimo9/5/13 09:26

    Me encantaria conocerte Srta. Evenstar, solo una persona apasionada y sexualmente perfecta puede escribir como tu lo haces. Espero encontrarme contigo en algun baño publico del mundo...

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  3. pues ya sabes... empieza a buscarme por los baños públicos del mundo

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