Sandro, mí profesor de Gimnasia.

Tras un año duro de estudio, por fin llegó la fiesta de fin de curso. Todos mis compañeros se disponían uno a uno al escenario para recoger sus respectivos diplomas, los cuales eran el crepúsculo entre el instituto y la universidad. Mientras tanto yo, nerviosa, miraba a mi profesor preferido. Por cierto, iba guapísimo con su traje negro y su pajarita blanca. Sandro, que así se llamaba, fue mi profesor de Gimnasia durante dos años. 

La gimnasia no era mi punto fuerte precisamente… lo mío era más la Lengua.
Aunque yo, siempre intentaba impresionarle. Sandro era moreno, ojos azules, alto, pero sobretodo me encantaban sus oblicuos. Mi cuerpo ardía en deseo cada vez que el sudor le empapaba la camiseta dejando marcados sus fibrosos abdominales…ummm, qué abdominales. 

Continuamente, nos dispusimos a ir a una discoteca del centro de Madrid. Allí todos bebimos muchísimo. Lo dimos todo. A mitad de la fiesta escuché como Sandro le decía a la Srta. López que se iba a casa. Yo, inteligentemente, me las hice para que él me llevase a casa en su Peugeot 600 negro. Le dije a la Srta. López que quería irme a casa porque me encontraba “mal”…ay, lo que hay que hacer para probar su cuerpo. El deportista, rápidamente se ofreció

En el Peugeot, estuve dándole conversación hasta llegar a mi casa. En la puerta, utilizándolo como último recurso, abrí mi bolso y saqué una botella de agua...

-¡¡Mierda!! -Dije mientras gotas de agua recorrían mi pecho. El escote quedó empapado mientras él miraba deseoso. De pronto, y sin saber cómo, le fui acariciando la pierna hasta llegar a sus partes ansiadas.

-¿Qué haces?- Dijo sorprendido.
-Quiero sentirte

De repente acabé besándole sus labios carnosos y seguidamente su cuello mientras le quitaba la camisa...Dios mío, estaba ardiendo. Nos quedamos desnudos. Mi pecho seguía mojado. Luego me fui dirigiendo lentamente, mientras le besaba todo su cuerpo, a ponerle más excitado con mí practicado y elogiado Oral. 

-Ummm... -Gemía mientras yo seguía con el juego del amor.
-¿Te gusta? -Dije con voz seductora, sexy y un poco gemida.
-Me encanta como tu piercing de la lengua roza con la punta. -Dijo mordiéndose el labio.

Con rapidez, levantó mi cabeza, me puso boca arriba contra el asiento y comenzó a pasar su lengua por todo mi cuerpo hasta que llegó a mi vagina. Eso provocó en mí nuevos placeres. Más tarde se dirigió hacia arriba para penetrarme mientras me besaba con brutalidad. Ese tipo de sexo tan duro y nuevo para mí, me encantaba. Fue el orgasmo más placentero que jamás haya sentido. Sus caricias, sus besos, su cuerpo pegado al mío, su olor a hombre, su barda de tres días, su todo...uff, que morbo.

  

Comentarios

  1. Anónimo9/4/13 15:32

    Me encantaa!! (L)

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  2. buenas tardes!! tube un profe asin de gimnasia pero fe fijo en otra mas delgada,rubia,guapa y muy muy guarra.
    ¿se fijara algún hombre asin en mi...?

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  3. Cariño, no te preocupes que tu hombre llegará. A veces son necesarias este tipo de chicas para robarnos a hombres deseados que no son los adecuados. Un beso!

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